Amigos, hermanos: ¡Feliz Navidad!
En un momento en que los desencuentros y aún las guerras parecen oscurecer nuestros horizontes,
la celebración anual del nacimiento del Señor
eleva nuestra mirada y nos ayuda
a recobrar la esperanza y la alegría.
¡Cristo vino, Cristo viene, ¡Cristo vendrá!
Y lo hace por amor, y viene para salvar.
Acampa entre nosotros, recorre nuestros caminos buscando a la oveja perdida,
llamando a vivir con Él,
sembrando su Reino nuevo.
Podemos afrontar cualquier dificultad
personal, social o eclesial, apoyados
en la vara de José, en la mirada de María,
en la todopoderosa fragilidad del Niño Dios.

A todos, ¡Feliz Navidad!!!

Vuestros sacerdotes